Alfonso Sergio Calderón Squadritto (1998)

“Su preocupación metafísica estaba muy
vinculada a la religión porque de niño fue monaguillo y sus padres eran
católicos, muy severos”, comentó su hija Lila al portal Medio Rural. Estudió Pedagogía en Castellano en la
Universidad de Chile y realizó una
amplia contribución a la literatura chilena y su gran referente fue Joaquín Edwards Bello. Es considerado
uno de los referentes de la Generación del 50.
En 1949 escribió su
primer poemario Primer consejo a los
arcángeles del viento, seguido por El
país jubiloso (1958), Isla de los
bienaventurados (1973), Poemas para
clavecín (1978) y Música de cámara,
entre otros. Colaboró en los diarios El
Serenense, El Día y revista Ercilla, en paralelo, se unió al
proyecto Editora Nacional Quimantú, que buscaba distribuir y producir libros
con costos de venta más bajos y al alcance masivo.
Fue director de la
Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica, trabajó en la
Universidad Andrés Bello, en la Academia Diplomática y en la Universidad Miguel
de Cervantes. A partir de 1990 asumió como director la revista Mapocho, de la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos, donde se desempeñó como director del Centro de
Investigaciones Diego Barros Arana
de la Biblioteca Nacional.
Dentro de sus obras está: La tempestad (1961), Antología de fábulas (1964), Memorial del viejo Santiago (1961), Una bujía a pleno sol (1997) y Testigos de nada (1997), entre muchas otras. En 1998 recibió el Premio
Nacional de Literatura.