Ángel Cruchaga Santa María (1948)

Desde la visión de los críticos en la poesía de Cruchaga destaca la tristeza, la presencia de mujeres y lo absoluto que viene y llega a Dios. Poco antes de finalizar sus humanidades su familia se trasladó a Rancagua, donde fundó la revista Musa joven, con su amigo Vicente Huidobro, también colaboró en las revistas Corre-Vuela y Zig-Zag y otras de Valparaíso, Chillán y Buenos Aires. Trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Dirección de Bienes Nacionales, en la Biblioteca Nacional y en la Caja de Colonización Agrícola.
Su producción literaria
estuvo influenciada por los simbolistas franceses y por los “poetas malditos”. En
1908 publicó el poema “El conde Narciso” y en 1915
su primer libro Las manos juntas.
Dentro de sus obras
sobresale La hoguera abandonada
(1928) Afán de corazón (1933) y Paso de sombra (1939). Fue reconocido
con el primer premio de los Juegos Florales de Curicó (1918), el segundo lugar
en el certamen de la Federación de Estudiantes y el Premio Municipal de Poesía.
En 1948, recibe el Premio Nacional de Literatura.
Jacobo Danke en “Poeta de la pasión mística”, lo define como un “místico pagano. Su cristianismo está sembrado de jacintos y de mujeres hermosas, de música y de imprecaciones, de amor y de elegías sagradas... Su poética va desde un corazón flechado por la luz del Paraíso, hasta el corazón de los hombres enfermó por el resplandor de las pasiones”. A modo de homenaje, 32 años después de su muerte, el escritor Manuel Silva Acevedo, Premio Nacional de Literatura 2016, publicó una recopilación de sus mejores obras.