Artes Escénicas

En paralelo al quehacer teatral universitario comenzó el desarrollo de compañías independientes como los Mimos de Noisvander (1950-1990); Agrupación Teatral de Valparaíso-Ateva (1953-1988); Teatro Ictus (1955); Compañía de Los Cuatro (1960- 1983), teatro El Caracol (Concepción 1960-1978) y Teatro Aleph (1967), son las más destacadas.
Ictus
La compañía de teatro Ictus nace en Santiago en 1955. Este grupo es conformado por alumnos del Teatro Experimental de la Universidad Católica, que se encontraban en tercer año de la carrera. Sin tener una idea clara sobre el tipo de teatro que querían realizar comienzan una búsqueda sobre los temas que quieren representar. Se establece jurídicamente en 1959. En este momento dejan claro que el grupo no percibe fines de lucro. La principal fuente de ingresos es la taquilla de la Sala La Comedia, ubicada en Merced 349.
Sus fundadores fueron: Nissim Sharim, Julio Jung y Jaime Celedón. No existe una nómina estable de actores en esta compañía, sin embargo, contó con la participación de Claudio Di Girolamo, Germán Becker, Paz Irarrázaval, Sonia Azócar, Delfina Guzmán, Jaime Vadell, Jorge Gajardo y Maité Fernández, por nombrar algunos.
En la década de 1960 estableció una relación de apoyo con Jorge Díaz la que se materializó en montajes como El cepillo de dientes y Un pez entre dos aguas. A través del tiempo, un público fiel a los espectáculos del Ictus ha presenciado obras excepcionales, con un humor ácido y crítico, con temáticas particulares y otras de universal trascendencia.
El teatro entre 1970 y 1990
En los años 70 surge un teatro ligado a lo social que busca exponer en sus montajes la realidad socio-cultural. Nace la necesidad de llegar a espacios fuera de las salas teatrales: sindicatos y fábricas, dando paso a monitores o gente de teatro que desplaza sus actividades hacia los sectores poblacionales. En 1970 se funda la Asociación Nacional de Teatro Aficionado Chileno. A fines de noviembre de 1972 agrupaba a 820 compañías que crecían en poblaciones, colegios e industrias.
Como ejemplo de esta modalidad artística aparece el Teatro Nuevo Popular, integrado por estudiantes de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, compañía que trata de narrar desde una perspectiva radical la clara desigualdad entre clases que se daba en Chile. En paralelo, Alejandro Sieveking, Bélgica Castro, Ana González, Luz María Sotomayor, Dionisio Echeverría y Luis Barahona, deciden crear el grupo independiente conocido como Teatro El Ángel, con el objetivo de retomar el protagonismo de los grandes clásicos del teatro universal. Este proceso no buscaba la experimentación sino el rescate de los textos dramáticos, así estrenan La mantis religiosa y La virgen de la manito cerrada, ambas escritas por Sieveking.
Teatro de Comediantes
En 1976 Ana González, Héctor Noguera, María Cánepa y Roberto Navarrete, junto a la diseñadora Luz María Sotomayor, fundaron el Teatro de Comediantes, que ocupó la misma Sala donde trabajó la Compañía El Ángel, su antecesora. Su orientación era rescatar la jerarquía del trabajo actoral a través de repertorios universales, clásicos y contemporáneos para ejercer un “fuerte compromiso artístico y de profundo rechazo al teatro fácil o al teatro de ‘mera diversión’. En 1976 estrenan su primera obra, Tartufo de Molière”. (Buddemberg 58) dirigida por Eugenio Dittborn (1976). Le siguen Home de David Storey (1977), Las señoras de los jueves de Loleh Bellón (1977) y La Maratón de Claude Confotés (1978): “todas un testimonio contemporáneo del hombre, en formas dramáticas nuevas y muy bien llevadas a escena”, explica Juan Andrés Piña en “Cinco años de teatro en Chile, una experiencia colectiva”.
Los Comediantes también se concentraron en la promoción de la dramaturgia nacional. En 1978 estrenó Las del otro lado del río, escrita por Andrés Pérez y al año siguiente la primera obra de Juan Radrigán Testimonio sobre las muertes de sabina. Es destacable recordar que en 1984 estrenaron la versión teatral de Pantaleón y las visitadoras del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, a la que asistió el autor en medio de su campaña presidencial en Perú.
Teatro Itinerante
El Teatro Itinerante forma parte de un proyecto realizado por el Ministerio de Educación en 1977, que buscaba crear un grupo teatral en conjunto con la Pontificia Universidad Católica de Chile. La dirección estuvo a cargo de Fernando González, quien propuso la formación de una compañía joven que indagara en una estética experimental. Para ello se seleccionaron textos de gran valor literario. Así, un año más tarde, se montó una versión contemporánea de Romeo y Julieta, protagonizada por Alfredo Castro y Norma Ortiz, con coreografías de Andrés Pérez. Peer Gynt del dramaturgo noruego Henrik Ibsen. El médico a palos de Moliere y Sueño de una noche de verano de William Shakespeare, solo por nombrar algunas.
El elenco de esta agrupación contó con destacadas figuras del teatro chileno como: Bélgica Castro, Malú Gatica, Alejandro Sievicking, Adriano Castillo, Renato Munster, Regildo Castro, Claudio Arredondo, Consuelo Holzapfel, Cecilia Cucurella, Osvaldo Silva, Maruja Cifuentes, Samuel Villarroel y muchos otros. El rol de los actores y la ficha técnica era proporcionado por Osvaldo Silva Kevitz, su productor general durante dos años. En tanto, la muerte de Julio Dittborn en 1979, uno de sus principales impulsores, significó el término del proyecto.
En la década de los 80 el teatro es contestatario debido al contexto político existente en el país. Juan Radrigán resalta la marginalidad social asociada a contextos políticos en Hechos consumados y Toro por las astas. Al mismo tiempo, llega a las tablas una propuesta humana y social con El rucio de los cuchillos de Luis Rivano Sandoval, librero, dramaturgo, escritor de cuentos y novelas. Creó su propia compañía teatral “El Repertorio”, para representar las numerosas piezas teatrales que escribió.
Cariñosamente en el medio lo llamaban “Paco Rivano”, porque trabajó en Carabineros de Chile, etapa que siempre recordaba con cariño y hacía presente. “Mis 11 años como carabinero me dieron una gran experiencia, al estar en la calle viendo los problemas. La vida le entrega mucho a uno… Yo hago teatro realista, donde se pueda ver la psicología y vida del hombre de todas las capas sociales”, señaló durante una clase magistral dictada en la Universidad de Talca, el 26 de junio de 2013.
Te llamabas Rosicler (1976) es el éxito teatral que le permitió el reconocimiento como dramaturgo. Le siguieron Un gasfíter en sociedad (1977) y Por sospecha (1980), considerada entre los 40 guiones que comprende Antología de un siglo de dramaturgia chilena 1910-2010. En la Compañía de Rivano trabajaron conocidos actores de nuestra escena, como: Malú Gatica, Jael Unger, Jaime Azócar.
Dentro de este periodo es importante mencionar el aporte de a Tomás Vidiella Baigorrotegui, considerado el padre del café concert en nuestro país. Durante 1970 y 1980 fundó los teatros El Túnel, El Teatro Hollywood, el Anfiteatro Lo Castillo y El Conventillo y ayudó a formar y desarrollar con éxito una serie de obras, destaca Cabaret Bijoux, montaje en que encarnó a “Lulú”, transformándose en el primer actor que interpretó a un personaje transformista en Chile. La obra colmó en varias oportunidades el Teatro Caupolicán, algo que conseguían solo los ídolos de la canción popular. A su trabajo teatral se suma su éxito en cine y televisión.
La tendencia de los últimos años de la década del 80 fue reelaborar aspectos centrales de la identidad, más allá de la contingencia. Existe un claro crecimiento de la representación teatral en Chile, mezclando lo realista con lo fantástico. La dramaturgia da cuenta del profundo efecto que tuvo la dictadura en la nueva generación de directores y colectivos como Teatro de Fin de Siglo, dirigido por Ramón Griffero; Gran Circo Teatro por Andrés Pérez; Teatro La Memoria por Alfredo Castro; Teatro La Troppa Juan Carlos Zagal y Teatro del Silencio por Mauricio Celedón, quienes desde la segunda mitad de los años ochenta lideraron la renovación de la escena teatral, ya desconectados del proyecto de los teatros universitarios. Surgen interrogantes sobre la línea temática a desarrollar, lo que da paso a nuevos paradigmas que se alejan de la estructura dramática aristotélica. Los eventos teatrales contienen una bidimensionalidad dada por su vocación a representar algo distinto de lo que es el aquí y ahora. Mientras, Benjamín Galemiri aparece en la escena teatral chilena en 1992 con su pieza El Coordinador la cual gana el Festival de Teatro del Instituto Chileno Norteamericano y es considerado por como el dramaturgo chileno más relevante surgido en la década. En 1999 nace el Teatro La María liderado por los actores Alexandra Von Hummel y Alexis Moreno.