Eduardo Vilches Prieto (2019)

Comenzó su
trabajo artístico en forma autodidacta en su ciudad natal y muy joven se
trasladó a Santiago. En 1958, se integró al Taller 99,
donde estudió las técnicas del grabado.
Aunque no siguió una
educación artística formal, se perfeccionó estudiando pintura con Gregorio de
la Fuente y participando como alumno libre en talleres de la Escuela de Arte de
la Universidad Católica de Chile. Allí conoció a Sewell Sillman (1924-1992),
profesor de la Universidad de Yale, Estados Unidos y discípulo del destacado
artista de la Bauhaus Josef Albers (1888-1976), quien le sugirió postular a la
Beca Fulbright, que se adjudicó en 1960.
En 1961 regresó a
Chile y se integró como ayudante de la cátedra de dibujo de Roser Bru en la Pontificia Universidad Católica de
Chile, donde más tarde ocupó su puesto y se hizo cargo de la línea de grabado, introduciendo
un ramo de historia de la disciplina y talleres avanzados en distintas
técnicas. Inspirado por Albers, en 1962 creó el curso de Color, una innovación
para la enseñanza de las artes visuales en Chile. En el marco de la Reforma
Universitaria de fines de los años 60, impartió cursos de grabado para niños en
la población Víctor Domingo Silva entre 1970 y
1973.
En las décadas de
1960 y 1970, participó en muestras de arte y grabado dentro y fuera del país, como
la II Bienal de Grabado en Cracovia, Polonia (1968), en bienales
americanas de grabado realizadas en Chile y la Segunda Bienal de San Juan del
Grabado Latinoamericano en Puerto Rico (1972), obteniendo reconocimiento local
e internacional. Recibió el Premio Altazor en 2008, 2011 y 2012; un homenaje del
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en 2006 y en 2019 el Premio Nacional
de Artes Plásticas.
Durante su
carrera ha trabajado principalmente el grabado, específicamente la técnica de
la xilografía, experimentando con formas sintéticas de la cultura popular, acercándose
al arte abstracto, pero manteniendo una referencia figurativa con temas
cotidianos y familiares. Su uso del color es acotado, produce imágenes
monocromas de alto contraste (blanco y negro), que interviene con azul. Desde
los años 70, comenzó a explorar la serigrafía, con la que produjo su serie Retratos
(1974), que indaga las interacciones entre color y forma. Durante los años 80, abandonó
el grabado para dedicarse a la fotografía.
Gran parte de su
carrera la ha dedicado a la enseñanza del arte. Durante los años 80, en el
marco de sus talleres dictados en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, sus alumnos Carlos Gallardo, Arturo Duclos, Mario Soro y Rodrigo
Cabezas, entre otros, produjeron los denominados "desplazamientos del
grabado" y que consistían en propuestas que sobrepasaban la noción
tradicional de grabado, ensayando sus nuevas posibilidades en el arte
contemporáneo. En la década de 1990, su curso de Color influyó una nueva
generación de artistas como Mario Navarro, Mónica Bengoa, Carlos Navarrete y Cristián
Silva Soura. En 1999 fue reconocido con el grado de Profesor Emérito de esa
casa de estudios superiores. También ha realizado docencia en la Universidad de
Chile y en la Universidad Finis Terrae.