Artes Plásticas

La Generación
del Trece estaba conformada por una promoción de jóvenes artistas, formados por
el pintor español Fernando Álvarez de Sotomayor, quien fue contratado por la
Escuela de Bellas Artes en 1908 y: “En 1912 llega a ser su director y cambia el
foco que apuntaba hacia la tradición del romanticismo francés y lo orienta
hacia el estilo realista de la Escuela Clásica Española, donde se destacan el
modo goyesco y el luminismo sorollano”.
Debe su
denominación a una exposición de pintura chilena en la que participó un grupo
de discípulos de Álvarez de Sotomayor, realizada en 1913 en los Salones del
diario El Mercurio de Santiago. Es
también llamada por algunos historiadores Generación del Centenario, debido a
que parte de sus integrantes aparecieron en la escena artística por primera
vez, en la Exposición internacional de 1910.
De acuerdo al
crítico de arte Antonio Romera, el grupo inicial lo integró: Pedro Luna, Ulises
Vásquez, José Prida, Guillermo Maira y Abelardo Bustamante ; a los que luego se
sumarían Arturo Gordon, los hermanos Albino y Manuel Quevedo, Exequiel Plaza,
Agustín Abarca, Alfredo Lobos, Laureano Guevara,
Carlos Lundstedt, Enrique Bertrix, Enrique Moya, Jerónimo Costa, Elmina
Moissan, entre otros. Camilo Mori fue cercano al
grupo y Romera incluyó en esta generación a BenitoRebolledo quien, no compartía esta clasificación.
En el catálogo
“Santa Rosa de Apoquindo. Colección de pintura chilena. Municipalidad de Las
Condes”, es descrita como una generación que “estéticamente, … aparece
escindida entre el naturalismo académico, con énfasis en la perfección técnica,
y las nuevas tendencias post-impresionistas”. Sus pinturas se caracterizaron
por un estilo figurativo, con potentes empastes y un especial tratamiento de la
luz y el color, de gran expresividad “…pero sin llegar a un expresionismo
radical, porque la realidad objetiva le imponía aún sus principios formales”
(Galaz 190). Temáticamente se inclinaron por el género del retrato, el paisaje,
escenas costumbristas, campesinas y el
folclorismo.
El historiador
del arte Pedro Zamorano, sostiene que el estilo del grupo: “Oscila entre dos
corrientes estéticas: el realismo decimonónico, pero aplicado las más de las
veces a tema populares; y de otra parte, algunas propuestas formales más
cercanas a las corrientes post impresionistas”; además agrega que estos
pintores estaban al margen de los espacios expositivos oficiales y circuitos de
venta pues: “El sabor costumbrista de sus telas, de velorios de angelitos,
saraos, fiestas campesinas, esos cuadros de sabor a pueblo, no tenían lugar en
los espaciosos salones de las casonas de la sociedad pudiente”.
En tanto, Víctor
Carvacho la define como una “Generación trágica”, debido al desafortunado
destino de algunos de sus integrantes, como Alfredo Lobos, quien falleció a los
28 años ad portas de inaugurar una
exposición individual en Madrid. Mientras, Pablo Neruda
la llamó “Heroica Capitanía de pintores”, por dedicar sus vidas al arte, a
pesar del origen humilde de gran parte de sus miembros. En efecto, a diferencia
de los artistas e intelectuales del siglo XIX, los pintores de esta generación
provenían de la clase media que, si bien emergente, aún no tenía la capacidad
de posicionarse en el ámbito artístico y cultural, lo que también aconteció con
poetas, músicos y escritores del periodo.
Nacidos durante
la Cuestión Social, más que realizar una crítica a la situación en que estaba
sumido el país, como ocurrió en el caso de la literatura nacional, los pintores
de la Generación del Trece reflejaron la vida cotidiana, en un testimonio
visual de escenas de la realidad social y familiar del entorno en que vivían.
Su importancia radica
en ser el primer movimiento pictórico en Chile, que plasmó a través de representaciones figurativas, los valores autóctonos
y la cotidianeidad. Gaspar Galaz y Milan Ivelic se refieren además a un cambio
de relación entre el artista y la realidad, una renovación de ciertos elementos
del lenguaje plástico respecto de la pintura chilena del siglo XIX, principalmente
en el uso del color y de las temáticas retratadas: “La Generación del Trece fue
un avance muy importante en relación con la pintura oficial, que seguía
reeditando formas plásticas sujetas a los criterios del “buen gusto” y de la
obra “bien hecha”, afianzados por una visión naturalista que seguía 1os cánones
académicos” (Galaz 199).