En 2009 el Senado otorgó la nacionalidad chilena por gracia a esta destacada bailarina inglesa que, de niña quiso estudiar historia. En 1944, una representación de La mesa verde, coreografía que críticaba el funcionamiento de la Liga de las Naciones,  la llevó a la danza.  En 1947 comenzó a estudiar en Escuela de Danza de Sigurd Leeder y en 1951 era parte del Ballets Jooss,  una destacada compañía alemana.

 

En 1954 llegó a nuestro país junto a su esposo Patricio Bunster, una de las principales figuras del Ballet Nacional Chileno, entonces dirigido por el alemán Ernst Uthoff, al cual se incorporó. Durante este período la bailarina gana su lugar e interpreta lo que sabe: otra vez La Mesa Verde y brilla con particular éxito interpretando la Mujer de Rojo en la escena de la cantina de la ópera Carmina Burana, pero también promueve obras más experimentales, explican una serie de portales digitales.

 

Dos años más tarde comenzó a impartir clases de expresión corporal en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Entre sus alumnos se encontraba Víctor Jara, quien venía de la compañía de mimos de Noisvander. En 1961 comenzó una relación amorosa con el destacado cantautor.

 

Joan formó la carrera de Danza Infantil y también ofició de coreógrafa. En 1967, luego de renunciar al ballet nacional, creó un grupo de danza, cuyas presentaciones se centralizaron en el Instituto Cultural de Las Condes. Dos años más tarde esta agrupación regresó al departamento de danza de la Universidad de Chile bajo el nombre de Ballet Popular, cuyas presentaciones se realizaban principalmente en poblaciones. En 1973 parte al exilio, retornando en 1984. Ese año, junto a Patricio Bunster, formó la emblemática compañía de Danza Espiral, la que han participado una serie de bailarines chilenos.

En 1993 creó la Fundación Víctor Jara la que recupera, conserva y difunde el legado artístico de su fallecido esposo, como cantautor y director de teatro. El año 2021 recibió el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales.