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Antonio Salieri: entre la gloria y la sombra

Antonio Salieri fue uno de los compositores europeos más exitosos de finales del siglo XVIII. Compuso cerca de 45 óperas en tres idiomas. Triunfó en la bufa italiana, la ópera seria y la tragedia lírica francesa. Fue compositor de corte, director de ópera italiana y, posteriormente, maestro de capilla de María Teresa, José II, Leopoldo II y Francisco II en Viena.

Nació el 18 de agosto de 1750 en Legnano, República de Venecia, en el seno de una familia de comerciantes compuesta por Antonio y Anna María. Realizó estudios musicales en Venecia donde conoció a su mentor, el compositor de la corte de los Habsburgo, Florian Gassmann, quien lo llevó a Viena en 1766: “Este fue el comienzo de una relación padre-hijo de ocho años, que perduró hasta la muerte de Gassmann”, sostiene el blog de Michael Lorenz.

En Viena fue súbdito de la monarquía y figura fundamental en el desarrollo de la ópera y de otros importantes compositores contemporáneos. Entre sus discípulos destacan Ludwig van Beethoven, Franz Liszt y Franz Schubert. “Otro dato interesante al respecto, sobre el carácter de Antonio Salieri: jamás cobró a un alumno en apuros. Enseñó gratis a casi todos. Se trataba de una persona devota y, en general, generosa y bondadosa. Lo decía la propia familia Mozart todavía en el siglo XIX”, sostiene La Vanguardia.

Fue maestro de la capilla imperial austríaca y se relacionó con Christoph Willibald Gluck, uno de los compositores de ópera más importantes del Clasicismo de la segunda mitad del siglo XVII, y el italiano Domenico Scarlatti. 

En 1771 con Armida se inició la ópera seria, un lustro más tarde compuso el oratorio La Passione di Gesù Cristo (1776) con textos de Pietro Metastasio. 

 El 10 de octubre de 1774 se casó con Therese Helferstorfer, hija de un financiero y funcionario del tesoro de la corte, con quien tuvo un hijo. Entre 1778 y 1780 realizó una gira por Italia, a esta época corresponde L’Europa riconosciuta, una ópera en tres actos presentada en el marco de la inauguración del Teatro la Scala de Milán, el 3 de agosto de 1778.

En 1781, ya de regreso en Austria, estrenó El deshollinador,  una tragedia lírica de cinco actos que obtuvo éxito y reconocimiento, además tuvo sus primeros encuentros profesionales con Mozart . En 1784 estrenó en la Ópera Nacional de París Les danaïdes, un trabajo impregnado de fuerte dramatismo, con señaladas arias, duetos y coros, que van in crescendo envolviendo al espectador. Con esta ópera Salieri logró la consagración en toda Europa. Más tarde llevó a escena La gruta de Trofonio (1785), luego Prima la musica e poi le parole (1786) y El gran Kubla Khan de los tártaros (1787). En 1788 regresó a Viena, donde permaneció el resto de su vida

Salieri y Mozart
Durante toda su vida ambos compositores mantuvieron una rivalidad, la que opacó la gran y genuina labor de este gran músico vienés, controversia que aún persiste en nuestros días.  Se acusaba a Salieri de robar melodías a Mozart e incluso se llegó al extremo de sindicarlo como artífice de un envenenamiento. Esta tensión es aún visible en la música pop, el argentino León Gieco se mofa de su amigo Charly García y le canta festivamente: “somos los Salieri de Charlie y le robamos melodías a él ja, ja, ja …”, reconociendo a través de este ejemplo la importancia de Charly en el rock latinoamericano.

El escritor Aleksandr Pushkin en 1830 puso este antagonismo sobre el tape, a través de una breve tragedia teatral con estos protagonistas.  

Falleció el 7 de mayo de 1825 y está enterrado en el cementerio de Viena.