Museo Histórico de Carabineros de Chile -
info@museocarabineros.cl +56-2-29221565     

Enrico Caruso, un tenor inolvidable

El 2 de agosto de 1921 falleció el gran tenor italiano Enrico Caruso, dejando una estela de éxitos que hoy lo mantienen tan vigente como ayer. Poseedor de una voz portentosa que influyó y marcó a gran parte de la generación de tenores italianos y franceses de su época. Nació en Nápoles, Reino de Italia en 1873, y sus restos mortales reposan en su tierra natal.

Criado en el seno de una familia humilde, rodeado de numerosos hermanos y compartiendo privaciones, a los 10 años comenzó a trabajar como mecánico, al igual que su padre, y posteriormente como operario textil. En tanto, su talento lo expresaba en el coro parroquial y en veladas familiares.

Era tan fuerte su inclinación artística por el canto que, crónicas de la época señalan que gran parte del día lo pasaba transitando por la ciudad, cantando en plazas y ferias, forjándose una pequeña imagen. Recién a los 22 años debutó en Lámico Francesco de Domen ico Morelli. Su meteórica carrera se inició en 1898 en la Scala de Milán. Aunque, en 1901 en el exclusivo Teatro San Carlo de Nápoles, interpretando L´elisir damore, puesta en escena que no recibió elogios ni de la crítica y ni del público, como  estaba acostumbrado, situación que despertó su desazón a tal punto que, manifestó no volver a cantar nunca más en su ciudad natal, promesa que cumplió.

Independiente de su innegable talento, difundió la ópera transformándose en el primer cantante de ese género artístico en utilizar la grabación sonora moderna. Realizó más 260 reproducciones y fue así como este humilde napolitano ganó millonarias sumas en dólares. Conocer algunas estadísticas de su recorrido profesional da el porqué de su avasallante popularidad.

A principios del 1900 actuó en el Metropolitan Ópera House de Nueva York (MET por su sigla en inglés), consagrándose a nivel mundial. En este escenario se presentó 863 veces batiendo el récord de actuaciones, convirtiéndose en el primer tenor durante 17 años. En el ámbito de la discografía Pagliacci, fue el primer disco con un millón de ejemplares. Todo un suceso para esa incipiente industria.

Cantó en las salas de ópera que aún hoy son las más importantes del mundo como el Teatro San Carlo de Nápoles y el Teatro La Scala de Milán, ambos en Italia; el Teatro Solís de Montevideo, Uruguay y el Covent Garden de Londres, Inglaterra.

Caruso, nunca olvidó su origen humilde, durante la Gran Guerra donó de manera permanente importantes cantidades de dinero, para causas patrióticas. Otro rasgo su generosidad, es la anécdota de sucedió mientras actuaba en el MET. El tenor, conocedor de la gran cantidad de inmigrantes italianos que contaban con escasos recursos e imposibilitados de asistir a sus presentaciones, al salir desde el camarín hacia el escenario atravesaba por un pequeño puente exterior donde se agolpaban sus seguidores, para verlo pasar. Ahí se detenía y cantaba para ellos, acto que realizó por años, independiente del clima.

Otro hito importante, es el comentario de Arturo Toscanini, insigne director de orquesta italiano quien dirigió algunas de las óperas que Enrico interpretó en el Metropolitan, quien lo consideró como uno de los artistas más grande con que había trabajado.

Enrico Caruso falleció en lo alto de su estrellato. Tenía 48 años y hoy, a un siglo de su deceso, su legado artístico y sus ejemplos de humildad perduran, como una señal que solo los grandes exhiben. Su voz tenía un timbre dulce, lleno de colorido, era increíblemente expresivo y un color de casi barítono, condiciones que le permitieron pasar del género lírico al dramático, donde todavía nadie lo ha igualado y hoy lo recordamos en Miradas Culturales.