Museo Histórico de Carabineros de Chile -
info@museocarabineros.cl +56-2-29221565     

La figura humana fue protagonista en la obra de Joaquín Sorolla

Joaquín Sorolla y Bastida es uno de los más destacados pintores españoles del siglo XIX y principios del XX, conocido por su habilidad para capturar la luz y el movimiento en sus obras. Es famoso por sus retratos, escenas de playa y paisajes. “Joaquín Sorolla y Bastida, perteneciente a la fecunda Escuela Valenciana, refrescó y oxigenó el ambiente tradicional que predomina en el arte de final de siglo XIX y enfrentándose a la corriente de la España negra. Aporta un exuberante matiz de luz”, sostiene Ana Teresa Rodríguez et al en “Joaquín Sorolla y Bastida. Vida, obra y relación con Ayamonte”, por ello el sol, el mar, el aire, las sombras, la luz, el paisaje serán elementos constantes con los que actúa. 

El pintor nació en Valencia, el 27 febrero de 1863, en el antiguo barrio de pescadores de esa ciudad. A los dos años perdió a sus padres y fue adoptado, junto a su hermana, por su tía Isabel y su marido, que intentó enseñarle el oficio de la cerrajería. 

Etapa formativa
En la Escuela Normal Superior de la Provincia de Valencia rápidamente demostró su afición por el dibujo y la pintura, asistiendo por las tardes a las clases con el escultor Cayetano Capuz en la Escuela de Artesanos.  Más tarde, ingresó a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.  Al acabar esta etapa comenzó a enviar sus obras a concursos provinciales y exposiciones nacionales como la de Madrid, realizada  en mayo de 1881.

En el Museo del Prado se especializó en el trabajo del pintor Diego Velázquez, cuya admiración es visible en su etapa inicial. “Sus visitas a Madrid, en 1881 y 1882, le permitieron copiar cuadros de Velázquez, Ribera y el Greco”, explica el portal de esa entidad patrimonial. En este período empieza a tomar protagonismo en su trabajo una temática costumbrista de perfil social visible en Trata de blancas (1884) o Aún dicen que el pescado es caro (1894). 

En 1884 la Diputación Provincial de Valencia convocó un concurso de pintura, cuyo premio era una beca para completar estudios en Roma, Italia. Sorolla se presentó con  Le crit del palleter, obra  que causó una buena impresión en el jurado, que le concedió la beca”, añade el portal de Alejandra de Argos.  Dentro de sus múltiples trabajos sobresale el de ayudante en el estudio del distinguido fotógrafo Antonio García Pérez, con cuya hija, Clotilde, contrajo matrimonio en septiembre de 1888, cuando aún cursaba su pasantía.

Etapa de consolidación
Un año más tarde, la pareja regresó a Madrid, donde él forjó una trayectoria profesional exitosa, transformándose en un pintor renombrado. Esto se reflejó en una serie de galardones como la Medalla de Oro de Segunda Clase en la Exposición Internacional de Múnich por su obra Rogativa en Burgos (1892); Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional por  ¡Otra Margarita!  (1892); Medalla de Oro de Tercera Clase en el Salón de la Sociedad de Artistas Franceses de París por su obra El beso de la reliquia (1893) la que también fue premiada en la IV Exposición Internacional de Viena, Austria, y Gran Medalla del Estado austriaco en la Exposición Internacional de Viena  (1897).

En tanto, “su trabajo combina la pasión por el reflejo del instante y la luz, característica del impresionismo, con aportaciones personales (como la pincelada larga y o el uso de tonos tierra y negros). El pintor también apuesta por reflejar temas de índole social y realista, lo que también le distancia del impresionismo que triunfaba en el resto de Europa. Un buen ejemplo es su obra ¡Otra margarita! (1892)”, agrega el sitio de Alejandra de Argos.

Etapa de culminación
A partir de 1900 comenzó a desarrollar una gran cantidad de escenas de playa, destellos de luces, ropajes y cuerpos mojados. Destaca El baño del caballo (1909), Paseo a la orilla del mar (1909) y Niños en la playa (1910).  Técnicamente, Sorolla estaba: “Adscrito al naturalismo, representó la presencia inmediata de lo real y a la vez rechaza la precisión del acabado. Al mismo tiempo tantea las posibilidades que le ofrece la fotografía. Este medio lo utilizará como recurso y lo acomodará al procedimiento pictórico, sirviéndole para su percepción sincera del natural, el incentivo de lo fugaz e instantáneo que persigue en elementos casuales y en la precisión de espacio-tiempo” (Rodríguez 14). En síntesis, la figura humana es el principal protagonista de la obra de Sorolla, particularmente, los niños, las mujeres y los pescadores.

Durante esta época realizó exposiciones individuales por Berlín, Colonia, Düsseldorf y Londres, las que si bien fueron exitosas no tuvieron el mismo impacto que en París, donde en 1900 fue galardonado con el  Gran Prix de la Exposición. 

Etapa final
En 1911 la  Hispanic Society de Nueva York le solicitó la confección de 14  paneles, para decorar su biblioteca. Entonces Sorolla arrastraba éxitos internacionales de exposiciones montadas en París, Londres, Nueva York, Chicago. El artista asumió el desafío con profesionalismo pintando escenas que transcurren en distintas provincias españolas, dejando en segundo plano sus trabajos luministas, por ejemplo de jardines. En 1920 sufrió un ataque de hemiplejia que le incapacitaría para seguir trabajando.  

Sorolla falleció el 10 de agosto de 1923, en tanto, gran parte de su obra permanece en su casa, convertida en museo, que el pintor poseía en Madrid.