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La tragedia del pensador: Miguel de Unamuno y su tiempo

Miguel de Unamuno fue el principal exponente del movimiento literario y cultural que surgió en España a finales del siglo XIX, conocido como la Generación del 98, y uno de los más importantes intelectuales de ese país a principios del siglo XX. “Fue un hombre de una personalidad original y desbordante, muy polémica y, a veces, contradictoria, tanto en su pensamiento como en su actividad política. Sus temas predilectos: la inmortalidad, la procreación, la maternidad, la lucha del individuo por realizarse, no eran sino pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas”, explica el portal Escritores.org. 

Nació en Bilbao, España, el 29 de septiembre de 1864. Hijo del comerciante Félix de Unamuno, quien hizo una pequeña fortuna en México, y Salomé de Jugo. En tanto, la muerte de su padre, cuando tenía seis años, obligó a la familia a llevar una vida austera. Estudió en Bilbao hasta terminar el bachillerato. Recién cumplidos los quince años, publicó en El noticiero bilbaíno su primer artículo: “La unión constituye la fuerza”.

En 1880 se trasladó a Madrid para comenzar la carrera de Filosofía y Letras. En esa época aprendió alemán leyendo a Goethe y a Hegel. En 1884 se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, dirigida por el profesor Antonio Sánchez Moguel. 

Luego este proceso, regresó a Bilbao, donde trabajó como profesor interino de Latín en el Instituto de Vizcaya y dio clases particulares, paralelamente, comenzó su militancia socialista. Estuvo afiliado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1894 y 1897. En este período publicó En torno al casticismo (1895), Paz en la guerra (1897) novela centrada en la Segunda Guerra Carlista y en el sitio de Bilbao en 1874”, sostiene el portal de la Universidad de Navarra. A estos se suma, La esfinge (1898) y La venda (1899).

El 31 de enero de 1891 contrajo matrimonio con Concha Lizárraga, con quien tuvo nueve hijos. En octubre de ese año comenzó a impartir la cátedra de Griego e Historia de la Lengua en la Universidad de Salamanca. “Era puntual en sus clases y buen cumplidor de los deberes académicos esa casa de estudios superiores.

A inicios del siglo XX Unamuno se mostró cada vez más punzante con la monarquía española: comenzó a lanzar duras críticas contra el rey y el sistema monárquico en sus conferencias públicas y en los artículos publicados”, explica el portal de la Sociedad de Estudios Vascos Eusko Ikaskuntza.

En tanto, su narrativa derivó en sus primeras novelas a La tía Tula (1921), Niebla (1914) y Abel Sánchez (1917), Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920). De su producción poética se destacan títulos como Poesía (1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923), Romancero del destierro (1927). Este último testimonio de su estada en la Isla de Fuerteventura, donde fue deportado en 1924 por Miguel Primo de Rivera. El castigo le fue conmutado aquel mismo año, pero Unamuno ya había decidido abandonar España. Vivió en París y Hendaya. Allí estuvo junto a Eduardo Ortega y Gasset, Vicente Blasco Ibáñez y otros españoles exiliados. 

Regresó a Salamanca tras finalizar el régimen de Primo de Rivera en 1929 y recuperó su trabajo en Universidad. Fue candidato republicano socialista en Salamanca, más tarde elegido concejal y luego postuló a las Cortes Generales (nombre del parlamento español) de Madrid a modo de independiente. 

En ese periodo incursiono en el teatro como obras como Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea (1933). 

“Pese a su afiliación republicana, pronto empieza a mostrarse crítico con el gobierno, adhiriéndose al levantamiento militar de 1936” explica el portal Psicología y Mente, aunque no fue un falangista.

Unamuno falleció el 12 de diciembre de 1936, sus restos descansan en el Cementerio de Salamanca.