María Callas: La gran soprano del siglo XX
Fascinante, dramática y con una voz excepcional, así fue Marie Anna Cecilia Sofía Kalogeropoulos, María Callas, dueña de un talento no igualado en cuanto a su capacidad interpretativa, que revivió el Bel canto, nombre que recibe el estilo romántico de la ópera italiana romántica.
Nació en Manhattan, Estados Unidos, el 2 de diciembre de 1923, hija del farmacéutico George Kalogeropoulos y Evangelina Dimitriadou, ambos emigrantes griegos. “Sus padres vieron en el enorme talento musical de su hija, entonces feúcha, miope y más bien gordita, la puerta de escape a la miseria familiar”, explica el portal Busca Biografías.
En 1937 la familia regresó a Grecia junto a su madre y hermana e ingresó al Conservatorio Nacional de Atenas, donde estudió con la famosa soprano Elvira de Hidalgo. Dos años después debutó con el papel de Santuzza en la ópera Caballería Rusticana, el mismo rol que Verónica Villarroel interpretó en el Teatro de Carabineros en 2011. Durante la Segunda Guerra Mundial representó a Floria de Tosca y Leonore en Fidelio de Beethoven. Paralelamente, “con 18 años se enamoró de un soldado de las tropas de Mussolini, lo que le granjeó fama de colaboracionista”, agrega el portal.
“Poseía una voz con una amplitud de registros excepcional. Sin embargo, era una joven extremadamente insegura, en parte por su aspecto físico (pesaba cerca de cien kilos) y, sobre todo, por la dura disciplina a la que la sometía su ambiciosa madre”, puntualiza La Vanguardia.
Inició su carrera interpretando papeles dramáticos como Isolda. En 1947 debutó en Verona, Italia La Gioconda de Ponchielli y, dos años más tarde, contrajo matrimonio con el magnate industrial Giovanni Battista Meneghini, mucho mayor que ella.
Durante la década de 1950 realizó notables presentaciones en la Scala de Milán. Harper’s Bazaar explica que “la corpulenta Callas de los comienzos se sometió a varias dietas y fue capaz de perder 36 kilos entre 1953 y 1954, para encarnar a la Medea de Cherubini, en la producción que Leonard Bernstein que se estrenó en la Scala de Milán”.
En 1953 inició grabaciones entre los que destaca su dupla con Mario del Mónaco reconocido tenor internacional, con el cual grabó Rigoletto, Il Trovatore, Baile de Máscaras, La Boheme y La Traviata, entre otras piezas. Poseía un registro grave de voz potente, que le permitía cantar música compuesta en un principio, para el registro de mezzo soprano con singular eficacia, esto lo demostró en áreas de Sansón y Dalila y Carmen.
En 1959 conoció al naviero griego Aristóteles Onassis, por el que abandonó a su marido Giovanni Meneghini. Pasó grandes momentos de depresión debido a su mala relación con él. En una de esas etapas Gian Franco Zeffirelli la convenció de volver a la ópera, para participar en una nueva producción de Tosca en el Covent Garden de Londres, posteriormente estrenó en París Norma de Vincenzo Bellini. En 1965, con su salud tremendamente deteriorada abandonó los escenarios.
El 1968 Onasis se casó con Jaqueline Kennedy, situación que la apartó de toda actividad social y artística, para recluirse en su departamento de París, donde falleció el 17 de septiembre de 1977.
“Una de las características de María Callas como cantante de ópera, fue su capacidad para asimilarse a las heroínas que interpretó. Mujeres trágicas, incomprendidas, con final infausto, formaron parte de su repertorio. En ellas ponía su propia alma y, al mismo tiempo, su personalidad sufría los avatares de esos personajes”, sostiene el portal Cine y Literatura.