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Rafael: ícono de perfección y vanguardia

“La obra de Rafael Sanzio constituye, junto con la de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarrotti, una de las más excelsas realizaciones de los ideales estéticos del Renacimiento”, sostiene Biografías y vida. En paralelo, es considerado uno de los pilares del Cinquecento: "El siguiente paso de la evolución del arte iniciado en el quattrocento. Se desarrolla a tope el antropocentrismo humanista, principal rasgo de la Edad Moderna, y estilísticamente se caracteriza por la inspiración en la antigüedad clásica, sobre todo en lo que se refiere a la imitación de la naturaleza", indica Historia-Arte.

La galería de arte en línea Vincent Bardou, puntualiza que Rafael Sanzio nació en Urbino, una localidad ubicada a 260 kilómetros de Roma, el 6 de abril de 1483. Su padre, Giovanni Santi, fue pintor y poeta en la corte de los Montefeltro en Urbino y lo introdujo en la pintura. Su madre, Magia di Battista di Nicola Ciarla, falleció cuando tenía ocho años. Al enviudar, Giovanni se casó con Bernardina, de cuya unión nació Elisabetha. Con tan solo 11 años quedó huérfano, bajo la custodia de su tío Bartolomeo, sacerdote. En 1499 viajó a Perugia, donde fue ayudante del pintor Pietro Perugino, su maestro.  “En 1504 llegó a Florencia, donde estudió a Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Fray Bartolommeo, apreciando sus estudios anatómicos y poses dramáticas”, agrega Buscabiografías.

El portal del Museo del Prado explica que “su primer encargo documentado es un gran retablo que pintó en 1500-1501 para la iglesia de San Agustín de Città di Castello, pero en 1504 se estableció en Florencia, donde Miguel Ángel y Leonardo estaban revolucionando el Renacimiento”.  En 1508, el Papa Julio II lo llamó a Roma para que decorara sus aposentos en el Vaticano. Aunque solo tenía 25 años, era un pintor de enorme reputación. Luego de la muerte del Pontífice, en febrero de 1513, trabajó en diversos proyectos para el Papa León X. 

Tuvo como pareja a Margherita Luti, conocida como la Fornarina, quien le inspiró varias de sus pinturas. Dentro de sus obras más destacada encontramos: Los desposorios de la Virgen (1504) Pinacoteca di Brera, Milán. Las Gracias (1504) Palacio de Chantilly, Francia. Autorretrato (1504-1506) Galería Uffizi, Florencia. La bella jardinera (1507) Museo del Louvre, París. La disputa del Sacramento (1509) Estancias del Vaticano. La escuela de Atenas (1510-1511) Museos del Vaticano. El triunfo de Galatea (1511) Villa Farnesina, Roma. Retrato del papa Julio II (1511-1512) National Gallery Londres. La Transfiguración (1517-1520) Pinacoteca Vaticana y La Fornarina (1518-1519) La pintura se conserva en la Galería Nacional de Arte Antiguo del Palacio Barberini en Roma.

“Era capaz de dibujar los rostros y cuerpos humanos con mucho realismo, pero también dominaba el color, las sombras y los pequeños detalles como el pelo, la posición del cuerpo, los pliegues de la piel o la ropa”, indica La Vanguardia.  “Rafael no sólo es un maestro en la pintura, sino que también es muy influyente como arquitecto. Diseñó el proyecto de la Basílica de San Pedro en Roma, así como de varias otras iglesias y edificios. Como arquitecto, es reconocido por aportar ideas innovadoras en la gestión del espacio y el uso de la luz”, complementa Vincent Bardou.

Falleció el 6 de abril de 1520, tenía 37 años. Sus restos descansan en el Panteón de Roma.