Serguéi Rachmaninoff: La patria dejó huellas en su carácter

Serguéi Vasílievich Rachmaninoff es considerado uno de los más grandes concertistas rusos de su época y uno de los pianistas más influyentes del siglo XX. Su Preludio en do sostenido menor (1892) para piano y Aleko (1893), basada en Los gitanos de Alexander Pushkin, le dieron fama de gran compositor. En su trabajo se percibe en forma constante la estela que en él dejó su amada y lejana patria.
Nació en Starorussky Uyezd cerca de Novgorod, Rusia, el 1 de abril de 1873. Hijo de Vasily, capitán de la Guardia Imperial y pianista, descendiente de una familia noble que malgastó su fortuna, y Lyubov Petrovna Butakova. Tuvo dos hermanos y tres hermanas.
A los cuatro años tocaba el piano con soltura, gracias a las lecciones de su madre. “A los 10 ganó una beca para estudiar en el Conservatorio de San Petersburgo. Su abuela materna ayudó a la madre a criar a los cinco hijos iniciando al niño en el culto a la Iglesia ortodoxa rusa [donde] descubrió la melodiosidad de las campanas, que incorporó en alguna de sus futuras composiciones”, explica el portal Música Clásica. Su primera obra documentada, fue una Romanza en la menor para violín y piano, que correspondería a 1880.
En 1886 ingresó a la facultad de composición del Conservatorio de Moscú, donde fue alumno de Nikolai Zverev, entre sus alumnos estas Aleksandr Ziloti, primo de Rachmaninoff. Se graduó en 1892, año en que también recibió la medalla de oro de esta entidad, por la composición de Aleko. Esta ópera fue aprobada por Piotr Ilich Tchaikovski y su escenificación se realizó en el Teatro Bolshoi.
En 1897 celebró su debut como el director de la orquesta de Moscú. Ese año su trayectoria se vio seriamente afectada por el fracaso del estreno de su Sinfonía N.° 1. “Este revés sumió al compositor en una profunda crisis creativa, solo superada a causa del Concierto para piano N.° 2, cuyo éxito supuso para él el reconocimiento mundial”, agrega el portal Biografía y Vidas.
“Una de las obras más recordadas de Rachmaninoff es, sin duda alguna, el segundo concierto para piano en do menor, escrita entre el otoño de 1900 y abril de 1901. La primera interpretación de este concierto se llevó a cabo el 27 de octubre de 1901, tocando como solista el propio compositor”, puntualiza Cultura UNAM.
En 1904 escribió las óperas Franchesca de Romini basada en La Divina Comedia de Dante y El caballero tacaño, la que alude a la pieza teatral de Alexander Pushkin. Desde ese año dirigió el teatro Bolshoi de Moscú, cargo que desempeñó hasta 1906. A los pocos meses contrajo matrimonio con su prima Natalia Satina, quien también era pianista, con quien tuvo dos hijos.
“Rachmaninoff poseía una técnica de teclado marcada por la precisión, claridad y un sentido del legato singular. De hecho, las manos del pianista se convirtieron en materia de leyenda”, subraya el portal Biografías.es
Luego de la Revolución de Octubre de 1917 se trasladó a Suiza y finalmente a Estados Unidos. En ese tiempo escribió cuatro conciertos para fortepiano y tres sinfonías. En 1930 rompió su silencio político y escribió artículos críticos contra el régimen soviético, frente a ello el gobierno de Stalin prohibió la interpretación de sus obras. En tanto, su carrera no fue la misma, la profunda añoranza al sentirse lejano de su país interfirió notablemente en ella. Con un profundo sentimiento de tragedia están marcadas sus obras tardías escritas en el extranjero: Rapsodia sobre los temas de Paganini para fortepiano con orquesta (1934); La tercera sinfonía (1936) y Danzas sinfónicas (1940).
Mariana Gurkova en la Revista del Conservatorio de Música de Madrid N°24 (2017) explica que “a través de una especie de genuina síntesis, Rachmaninoff consiguió expresar la idiosincrasia del pueblo ruso… Uno de los temas a los que recurre constantemente es el diálogo propio con el pasado, que se manifiesta en las nostálgicas sensaciones de su música”.
A lo largo de su trabajó publicó 45 obras, pues la composición fue su auténtico propósito. Murió el 28 de marzo de 1943 a los 69 años y con ello desapareció el último compositor romántico ruso, digno heredero de Tchaikovsky. Este año (2023) se conmemoran 150 años desde el nacimiento y los 70 de su defunción.