El Alguacil Mayor y sus primeras actuaciones en Chile

Al llegar a Perú en 1538, Pedro de Valdivia ofreció sus servicios a Francisco Pizarro, para combatir a Diego de Almagro en la guerra que enfrentó a ambos conquistadores por el dominio del Cuzco. Tras vencer en ésta, Valdivia solicitó la autorización para retomar la conquista de Chile, abandonada por Almagro, emprendiendo el viaje a inicios de 1540. Luego de cruzar los valles de Copiapó y Coquimbo, en diciembre de ese año, arribó junto a sus hombres al valle del Mapocho y convencido de que éste era el lugar más apropiado, por razones estratégicas, fundó la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo el 12 de febrero de 1541. Días más tarde, el 7 de marzo, instituyó el Cabildo, organización encargada de la administración de la ciudad y origen de las actuales municipalidades. El mismo día designó a Juan Gómez de Almagro como Alguacil Mayor, quien prestó juramento el 25 de abril de 1541.
Su función principal era “ejecutar la justicia real en esta ciudad y sus términos”, velando por el cumplimiento de las Leyes de Indias, la paz y seguridad pública. Además, nombró Alguacil Menor o Teniente de Alguacil Mayor a Francisco Carretero.
El Alguacil Mayor
Las obligaciones propias del cargo de Alguacil Mayor estaban determinadas en la legislación de Indias; entre ellas destacan la de asistir diariamente a las audiencias y cumplir los mandamientos de aprehensión. Sin embargo, una de las más importantes era nombrar a sus tenientes. En tanto, dentro de sus prohibiciones estaba: recibir donativos de los presos, capturar a alguien de manera diferente a lo estipulado o dejar a un detenido libre sin motivo alguno. Todo lo anterior significaba una falta grave que muchas veces terminaba con la pérdida del empleo.
Tanto el Alguacil Mayor como los Alguaciles Menores usaban como distintivos de su cargo y autoridad una vara de justicia, de aproximadamente 85 centímetros de longitud terminada en una cruz, la que debían llevar siempre descubierta para ser reconocidos como tales.
En Chile existieron Alguaciles Mayores del Cabildo y de la Real Audiencia. Los primeros comenzaron sus servicios al poco tiempo de fundada la ciudad de Santiago y perduraron hasta la naciente República. En tanto, los Alguaciles de la Real Audiencia debieron su existencia a la creación de ese tribunal, en los albores del siglo XVII, para extinguirse junto al mismo, cuando Chile se independizó.
Primera actuación “policial” en Chile
Pedro de Valdivia llegó desde el Cuzco formando una sociedad con Pedro Sancho de la Hoz, a quien el Rey Carlos V autorizó para conquistar las tierras más australes, con el título de Gobernador del territorio comprendido entre el Estrecho de Magallanes y el Polo Sur. Pese a ello, confabuló junto a sus hombres para eliminar a Valdivia, quien desde junio de 1541 ostentó el cargo de Gobernador y Capitán General del Reino y consciente de los rumores que apuntaban a un atentado en su contra nombró a Alonso de Monroy como su Teniente de Gobernador y Capitán General. A él le tocó estar al frente de un grave suceso, que a su vez marca el inicio del actuar policial.
En aquel entonces el malestar de los españoles que habían llegado a Chile se hacía sentir, ya que en las filas todavía había partidarios de Almagro, quien fue vencido por Pizarro en la Batalla de las Salinas (1538) y por lo mismo, tenían la idea de asesinar a Valdivia, tal como sucedió con Pizarro en junio de 1541.
A comienzos de agosto de ese año, Alonso de Chinchilla uno de los conspiradores fue encarcelado en su domicilio por el Alguacil Mayor Juan Gómez. En tanto, Monroy dejó expresamente dicho que tuvieran cuidado con el detenido, porque sus antecedentes así lo avalaban y, además, era yerno del procurador Andrés de Pastrana.
“No confeséis, porque no se sabe nada” era lo escrito en aquella nota enviada por el procurador al interior de un pan. Habérsela comido no disminuyó la pena, más bien la agravó, pues la noticia llegó a oídos de Pedro de Valdivia, quien emprendió viaje hacia Santiago con el fin de ajusticiar a los conspiradores, sin embargo, le perdonó la vida al maquinador más importante: Pedro Sancho de Hoz en atención a que éste tenía una providencia real, en virtud de la cual se había conformado la sociedad.
El actuar visionario de Juan Gómez de Almagro en este acontecimiento fue trascendental, ya que asesinar a Valdivia era algo gravísimo; cuyo impacto pudo generar una guerra civil entre sus disidentes y seguidores, dejando la ciudad dividida frente a miles de indios prestos a asaltarla, tal como ocurrió en septiembre.
Actuaciones de Juan Gómez de Almagro
En 1547 el Alguacil Mayor tuvo otro rol relevante al detener el complot, también encabezado por Pedro Sancho de Hoz, destinado a eliminar a Francisco de Villagra. En la oportunidad desenvainó su espada, pero la entregó a un subordinado que se encontraba cerca de él a quien hizo matar al traidor, salvando la frágil institucionalidad hispana en el naciente reino de Chile.
Otro aspecto destacado fue su liderazgo durante el escape desde el Fuerte Tucapel al de Purén, junto a 14 españoles y 400 indios yanaconas, tras la muerte de Valdivia en 1553. Esto le valió el reconocimiento de Alonso de Ercilla quien lo plasmó en el poema épico “Los catorce de la fama”, parte de la famosa obra La Araucana, uno de los escritos más importantes de la literatura de habla hispana.
Tras la muerte de Pedro de Valdivia, Francisco de Villagra se transformó en el nuevo Capitán General, aunque no fue reconocido en todo el territorio, a pesar de ello el Alguacil Mayor fue en socorro de las otras ciudades a su lado. Juan Gómez de Almagro falleció en Panamá en 1569, durante un viaje de regreso a Chile desde España.