El Cabo Guevara y los niños de Lota

Durante la década del ’60 el joven carabinero Isaías Guevara Soto, quien se incorporó a la institución el 16 de marzo de 1960 contratado en la entonces 8ª Comisaría de Lota; apreció, durante sus patrullajes, que centenares de niños no asistían a la escuela y vagaban por las calles lotinas, sin que nadie se ocupara de ellos. Para él esto significó una preocupación adicional, más allá de sus obligaciones policiales, por lo que comenzó a planificar un ambicioso proyecto: insertar a esos niños a un sistema educativo y así alejarlos del riesgo social.
Se decidió y comenzó a recoger a estos menores que veía pululando en las calles, llevándolos al cuartel, donde, además de alimentarlos, cortarles el pelo y vestirlos, dedicó su tiempo libre en enseñarles a leer y escribir. Para ello, habilitó una dependencia en el cuartel en la que improvisó una pequeña sala de clases, con un par de pupitres y un pizarrón que consiguió en algunas de las escuelas locales.
Con el correr del tiempo, otros carabineros se sumaron a apoyar la empresa contando además con el permanente respaldo de sus mandos y de la comunidad en general. Esta iniciativa que nació tímidamente, poco a poco crecía en cuanto a alumnos, por lo que fue necesario cambiar de dependencia, dando paso en 1969 a la creación del “Centro de Recuperación Básica para Menores en Situación Irregular de la 8ª Comisaría de Lota” siendo designado Director el ya ascendido Cabo Isaias Guevara Soto.
En aquel tiempo en Lota las escuelas básicas no superaban la veintena y la dotación de alumnos era muy numerosa, por lo que era difícil encontrar una vacante.
Las clases continuaban. Los carabineros enseñaban, los alumnos aprendían y el Cabo Guevara se esforzaba cada día en mejorar la gestión de su Centro. Pero, se produjo una dificultad, ninguno de los carabineros tenía el título de profesor, solo las ganas de enseñar, por lo tanto, no podían certificar la promoción de alumnos al curso superior. Había que salvar ese escollo.
El Cabo Guevara recurrió a la profesora de uno de sus hijos, Hilda Aroca Mora, destacada maestra Normalista, profesora de la Escuela N°52 República de México, a quien le planteó la situación. Acordaron que, a fin de año llevaría a los alumnos a esta escuela, donde se les tomaría los exámenes finales y con esos resultados determinar la promoción o repitencia según fuera el caso.
Luego, el Estado le asignó un local más amplio, no exento de precariedades, para continuar sus funciones en la calle Galvarino N° 16, muy cerca del cuartel de bomberos, que la gente coloquialmente llamaba “la escuela de los pacos”.
En 1979 el Ministerio de Educación reconoció al Centro de Recuperación Básica, para Menores en Situación Irregular de la 8ª Comisaría de Lota, como Escuela Fiscal N° 45, designando al profesor Erwin Vergara Flores como director, por lo que la inagotable y altruista labor del ya Sargento Isaías Guevara, en beneficio de la niñez lotina, llegaba a su fin. Desde entonces continuó con sus obligaciones profesionales en la unidad policial hasta 1986, año en que se acogió a retiro voluntario.
Con el correr del tiempo unas modernas dependencias albergaron aquella escuela, dejando atrás las precarias salas de clases, donde los carabineros instruyeron a tantos niños. Sin embargo, la comunidad escolar agradecida nunca olvidó al artífice de este ambicioso proyecto; fue así que el año 2000, recibió la denominación de “Escuela Carabinero Isaías Guevara Soto”, como un justo reconocimiento a quien dedicó sus mejores años, aportando en la educación de la niñez lotina.
El Sargento Guevara falleció el 21 de diciembre de 2005, pero su memoria quedó grabada para siempre en la zona del carbón.