Todo individuo tal como lo estipulara Aristóteles es un zoon politikon: un animal que por su naturaleza social necesita estar en contacto con otros seres. Sin embargo, la vida en sociedad trae aparejada cosas complejas. Despierta la noción de propiedad privada y libertad, por ende, los problemas comenzaron a surgir, pues ¿qué determina lo que realmente es mío? Y ¿cómo saber si estoy haciendo uso correcto de mi libertad, sin pasar a llevar a otro ser? Por ello, los hombres necesitaron ser protegidos con el fin de garantizar así la seguridad indispensable, lo que fue responsabilidad de la policía.

Fue en Grecia, donde nació, etimológicamente, el término policía, pero sin aludir a una institución como lo entendemos hoy en día. La palabra policía deriva del vocablo latín politia el que a su vez proviene del griego πολιτεία (politeia) que decía relación con la constitución, ordenamiento o régimen político de la ciudad y los derechos del ciudadano de los griegos en ella. En su primera acepción el Diccionario de la Real Academia Española explica que significa “cuerpo encargado de velar por el mantenimiento del orden público y la seguridad de los ciudadanos, a las órdenes de las autoridades políticas”.

Continúa con otras acepciones sobre el concepto, del cual se desprende a su vez la de “buen orden que se observa y guarda en las ciudades y repúblicas, cumpliéndose las leyes u ordenanzas establecidas para su mejor gobierno”. Una tercera acepción dice relación con “limpieza, aseo”. Todavía más: “cortesía, buena crianza y urbanidad en el trato y costumbres”, significado que hoy está en desuso.

Una última definición ayuda a desentramar el misterio de lo que la palabra realmente significó dice relación con “cada uno de los miembros del cuerpo encargado por velar por el mantenimiento del orden público”.

Pareciera ser que velar por la seguridad de las personas y el orden del lugar en el cual vivían, ya sea villa, ciudad, pueblo, etc., es lo que primaba al englobar la palabra policía, de lo que se desprende que antes de ser una institución, fue una función de carácter público la cual podía lograr que la convivencia social fuera posible en un ambiente de paz, armonía, libertad y respeto mutuo lo cual es posible lograr por medio de la protección y la defensa del lugar habitado.

Los griegos llevaron sus estudios, costumbres y formas de vida a todos los lugares que conquistaron, dejando legados tan importantes como la filosofía y la política. Al penetrar en la península itálica, introdujeron el concepto de polis en la sociedad romana, además de sus instituciones lo que dio origen al concepto civitas, el cual se entendió como un conjunto de individuos con calidad de ciudadanos y las prerrogativas de la ciudad que era considerada como cosa de propiedad pública o res pública (república).

Es en Roma donde se encuentran, por primera vez, instituciones dedicadas de manera exclusiva y permanente a velar por la seguridad pública: en primer lugar cabe destacar la edilidad, instaurada en la época republicana. Los ediles tuvieron la responsabilidad de la vigilancia diurna de Roma. Sus funciones eran de lo más diversas e iban desde la seguridad pública, pasando por el resguardo de las costumbres, salubridad, vialidad, abastecimiento entre otras. Cuando Augusto estableció el Imperio Romano, muchas de las atribuciones de los ediles recayeron en manos del emperador, quien las delegó en funcionarios nombrados por él, los prefectos que tenían varias subclasificaciones.

El Prefecto de la Ciudad estaba a cargo de la vigilancia diurna de Roma y el Prefecto de los Vigiles de la policía nocturna y de la prevención y combate de incendios. Ambos disponían de tropas especiales en número suficiente: las cohortes, cuya misión era cubrir la vigilancia de los diversos barrios de la ciudad y en los juegos públicos.

Así el mundo antiguo comenzó a normar la vida de sus ciudadanos, con los años este esquema se extenderá hasta llegar a América, nuestro país y Carabineros de Chile, donde algunos conceptos aún se emplean, sin ir más lejos el de prefecto.