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Mayor Carolina González: “En Haití la pobreza desgarra”

La presencia chilena en Haití se extendió por 13 años, durante ese periodo 12 mil integrantes de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad contribuyeron a la estabilidad de la nación, cuya base se encontraba en Puerto Príncipe, su capital. Dentro ese grupo hubo 146 Carabineros incluyendo 14  mujeres, una de ellas la Mayor Coronel Carolina González Tapia, quien viajó en 2005, cuando era teniente,  junto a 23 Carabineros y estuvo a cargo del área operativa. “Fui la primera Oficial mujer de Carabineros en ir a Haití, hacerlo bien significaba darle continuidad al resto de las oficiales” explica.

Contexto previo a la operación
Haití ocupa el tercio occidental de la isla La Española que comparte con República Domicana, la misma en la que desembarcó Cristóbal Colón en 1492. Entonces, el territorio estaba habitado por los indios taínos que pusieron tenaz resistencia a la conquista, desde entonces colonización, pobreza, desastres naturales, inestabilidad política, hambre, enfermedades acompañan a país. En 1804 se transformó en el primero de América Latina y la primera república negra proclamar su independencia, en un contexto donde la esclavitud aún estaba vigente.  

En respuesta Francia, que ocupó este territorio cedido oficialmente por los españoles 1665, solicitó reparaciones económicas. La  multa fue de 150 millones de francos de la época, que al cambio actual serían 21 mil millones de dólares, de acuerdo a los cálculos expuestos por el portal BBC News en 2018. El pago finalizó en 1947.

A nivel político sobresalen los gobiernos de la familia Duvalier quienes, desde 1957 y por casi tres décadas, mantuvieron un régimen dictatorial. El regreso a la democracia en los años 90 se caracterizó por golpes de estado, estallidos sociales y catástrofes naturales que acrecentaron la pobreza y la iniquidad imposibilitando su desarrollo. El 5 de febrero de 2004 detonó una rebelión que significó la dimisión del presidente Jean-Bertrand Aristide y atendiendo a las recomendaciones del Secretario General, el 30 de abril de 2004 el Consejo de Seguridad estableció la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, con el fin de comenzar una transición, durante la cual se celebrarían elecciones presidenciales y parlamentarias. En este contexto llegó la hoy Mayor Carolina González a la isla.

-¿Cómo nace su interés por ser parte de esta misión?
- Previamente había visto las postulaciones a Bosnia así que más o menos entendía de qué se trataba y lo encontré un bonito desafío, que incluía los objetivos institucionales, además cumplía con el perfil idiomático así que decidí darme esa oportunidad, para conocer otras realidades. En general, asesorábamos a la policía en diferentes áreas y me tocó resguardar las elecciones presidenciales de ese año.

-¿Con qué se encontró al llegar? 
- El objetivo de la misión era la estabilidad del país, entonces, no había presidente y el desorden era algo a la vista. Desde una concepción profesional era una policía completamente diferente a la nuestra. La tasa de desempleo bordeaba el 70% y por ello postulaban médicos, abogados, ingenieros y eso me extrañó mucho. Desde una óptica personal fue un escenario nunca antes visto. La pobreza era extrema y presencié cosas inimaginables.  

Un aspecto que me impactó fue la falta de temor a la muerte, en las calles era común encontrarse con  muchos cadáveres y la gente pasaba por el lado, eran escenas impactantes, pues no se veía aflicción, principalmente, porque eran personas muy golpeadas, heridas, que han sufrido sistémicamente durante muchos años y perdieron la capacidad de asombro. 

A pesar de tanto dolor los haitianos son tremendamente alegres, honrados y deportistas. Se ponen su mejor ropa para ir a misa y la cantan. También practican rituales de vudú, esto está ligado a las raíces africanas de las que están muy orgullosos. Fueron muy acogedores conmigo. Me invitaron a sus casas, me hacían trenzas, me enseñaron a bailar sus ritmos, creole y compartían su comida. Ellos consumen mucho fideos, arroz y pollo con harto picante.

- ¿Cómo es la sociedad?
- Entonces el 55% de la población vivía en condiciones de pobreza extrema. A pesar de los programas de control de natalidad desarrollados por Naciones Unidas, no existía control de ésta, la tasa era de cuatro hijos por mujer y la esperanza de vida de 49 años. Había fiebre amarilla, dengue, cólera y sida, enfermedad que deja a muchos niños huérfanos. En Haití la pobreza desgarra.  Paralelamente, la violencia está arraigada a su cultura. Había asesinatos principalmente por delitos sexuales y eran castigados con brutalidad. Esto era muy chocante para nosotros, pero la población estaba acostumbrada.

-¿Qué fue lo más gratificante?
- En Haití me encontré con la inocencia reflejada en dos niños más o menos de la edad de mi hijo, que entonces tenía cuatro años. Pienso que ser mamá fue un plus. Ellos no eran huérfanos, simplemente fueron abandonados, llegaron a la comisaría y nadie los retiró.  Allá no había una unidad de menores y los niños quedan ahí y viven de las limosnas de los policías. Cuando me acerqué eran temerosos, pero siempre con una sonrisa. Como me tocó ir en varias oportunidades les llevé galletas, en otra ocasión un sándwich de jamón con tomate y ellos sacaban el jamón, porque no sabían qué era, lo mismo pasó con la leche. Cuando uno ve eso, solo queda decir gracias por lo que tengo en mi vida. Por lo mismo lo más triste fue la impotencia. 

A pesar de los esfuerzos internacionales es la economía 144 de 196 países y de acuerdo al Índice de Desarrollo Humano está entre los con peor calidad de vida del mundo. La intervención en Haití finalizó en 2017, en tanto, Carabineros de Chile fue reconocido a nivel internacional por esta gestión, transformándose en un referente y no es extraño encontrar en los planteles de formación becarios de ese país.

El reportaje en extenso se encuentra disponible en la revista Museo Histórico Carabineros de Chile N°9 . En tanto, la entrevista se realizó en noviembre de 2020.