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Parada de los grandes hombres: La marcha de parada de la Escuela de Carabineros

Hace un siglo el cine vivía sus primeros años con imágenes en blanco y negro, acompañadas de un pianista, una pequeña orquesta o una banda que musicalizaba las escenas. Es decir, la música, al igual que hoy, era un elemento fundamental, un claro ejemplo lo encontramos en Fridericus Rex (1922), El Rey Federico en español, film que narra la vida del Rey Federico II “El Grande” de Prusia.

La banda sonora corresponde a Marc Roland, un joven compositor especializado en el Romanticismo Tardío. Se trata de un período que se extiende desde 1810 hasta las primeras décadas del siglo XX, cuya difusión transformó el estatus de la música, principalmente instrumental: “La que pasó a ser pensada como arte autónomo, capaz de expresar lo inefable y el compositor comenzó a ser visto como el genio intermediario entre la audiencia y el mundo espiritual al que daba acceso cada obra”, explica el portal eMusicArte.

Roland, otorgó a la banda sonora de Fridericus Rex movimientos de sonata, para ello se emplearon melodías con armonías amistosas. La pieza se divide en ocho partes y dentro de estas tomó especial relevancia Parademarsch der Langen Kerls o La marcha de parada de los hombres altos. El título alude a las Guardias Pretorianas del Rey, funcionarios del Regimiento Granaderos del Rey Federico I, quien conformó este regimiento, eligiendo a los hombres más altos de toda Europa.

El relato de la época dice que personalmente el Rey buscó sujetos que no bajaban del metro 90 de estatura, sin importar clases sociales o distancia geográfica. Así conformó su propia guardia, a la que se le entregó una tenida hecha con grandes mangas y botones, además de las ya conocidas botas chantilly y, en algunos casos, se les colocaba púas en el cuello, para mantenerlos erguidos. La apariencia de “gigantes” hizo que la sociedad los llamara “Los Hombres Altos de Pomerania”.

La película recrea estos hechos con una marcha con una pulsación de 72 pasos por minuto, lo cual es bastante lento, de gran gallardía y acordes vibrantes, dejando la imagen de los hombres altos en la retina de los espectadores. En 1925, Roland apartó la pieza instrumentalizándola para banda militar, otorgando una pulsación de 112 pasos por minuto, así la Reichswehr o el Ejército de la República de Weimar, la inscribió como parte del repertorio oficial.

En Chile, la composición se interpretó rápidamente por las bandas del Ejército, producto de la influencia de los músicos y profesores alemanes que comenzaron a llegar al país, a fines del siglo XIX y mantiene su formato y clave original. La Banda de la Escuela Naval de la Armada adaptó, en los años 50, una versión en Fa mayor con cornetas. En tanto, Carabineros de Chile la tocó durante años 70, con arreglos para cornetas y clave Si bemol mayor.

De esta forma la marcha fue destinada a la Escuela de Carabineros y presentada, por primera vez en la parada del plantel, entre los años 76 y 77, en reemplazo del Desfile de Carabineros de Luis Sandoval, destacado compositor, profesor y director del Orfeón de la Prefectura de Santiago y posteriormente del Orfeón Nacional de Carabineros de Chile, organización que nace en 1929. La pieza se presentó en un par de oportunidades, en el marco de un desfile. La Orden General de la Subdirección General de Carabineros N°488, del 17 de junio de 1987 oficializó la marcha de parada de la Escuela de Carabineros bajo el nombre Parada de los grandes hombres; mientras Desfile de Carabineros, desde 2019 integra el repertorio de la Banda de la Escuela de Carabineros y es interpretada de manera regular en traslados y desfiles.

Es importante resaltar que los Aspirantes a Oficial de Carabineros, por lo general son de alta estatura y desfilan al mismo estilo que las demás bandas: bajo las influencias prusianas. Visten de una forma muy similar a la Guardia de Federico II: botas chantilly, trajes de estilo alemán y mangas anchas, aunque sin los grandes botones.

Este artículo es un gentileza de Luis Rodríguez Amigo y Simón Cerda Parga, integrantes de la Sección de Investigación y Redacción del Equipo Bandas Militares de Chile y fue editado por el Museo Histórico Carabineros de Chile.