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Timor Oriental: Carabineros de Chile, testigo del surgimiento de una nación

Tal vez pocos chilenos conocen dónde queda esta Timor Oriental, su historia y el positivo impacto que tuvo la visita de los Oficiales de Carabineros, que contribuyeron a la constitución de este Estado, desde el 1 de julio de 2002 al 18 de diciembre de 2003.

La República Democrática de Timor Oriental es el país más joven de Asia, se convirtió en Estado soberano el 20 de mayo de 2002, transformándose en el miembro 191 de la Organización de Naciones Unidas. Su territorio está enclavado en la provincia indonesia del mismo nombre. Alberga una población de 1.320.000, según cifras del Banco Mundial publicadas en 2018, principalmente católicos luso parlantes, aunque también se reconoce el tetun como idioma oficial. Se encuentra dividido en 13 distritos y Dili, su capital, es uno de ellos. 

Su proceso de independencia comenzó en 1975, sin embargo, la fragilidad de éste hizo que se transformara en la primera experiencia de construcción de un Estado, por parte de Naciones Unidas, organización que para garantizar su éxito dispuso dos operaciones de paz. La primera en 1999 que fue reemplazada en 2002 por la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Timor Oriental (UNMISET). En ella trabajó una serie de policías y militares de diferentes países, entre ellos Chile, en cuya representación estuvo personal de Ejército y cuatro Oficiales de Carabineros. 

UNMISET desde la concepción institucional
Esta misión nace el 20 de mayo de 2002, junto con la constitución de este nuevo estado soberano. Su objetivo era prestar asistencia a las estructuras administrativas básicas. Encargarse provisionalmente de la aplicación de la ley, la seguridad pública y ayudar a crear un nuevo órgano de aplicación de la ley [además de] contribuir al mantenimiento de la seguridad externa e interna. Para ello, la Institución desplegó una fuerza compuesta por los ahora (2019): Coronel ® Patricio Duque Duvauchelle, General Luis Soto Barrientos, Teniente Coronel Luis Ramírez Gajardo y Mayor Cristián González Araneda.

El General Soto conformó esta misión y en 2019 hizo un alto en su agenda, para recordar aquellos días de calor, aprendizaje y solidaridad.

- ¿Por qué se sumó a esta misión de paz?
- En relación a las misiones de paz siempre pensé por qué yo no, pues considero que es una gran oportunidad para conocer una nueva realidad en materia profesional. Reconozco que no tenía antecedentes sobre el país y me comencé a motivar a través de los reportajes que veía en la prensa internacional. La preparación consistió en un curso en el Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile. A ello se sumó el apoyo del personal del Ejército que se encontraba en la isla.

- ¿Cuál fue su impresión al llegar?
- Al llegar nos esperaban los integrantes del Pelotón de Aviación del Ejército, que participaba en esta misión. Fue un choque cultural. La pobreza era extrema, ya que Indonesia se retiró destruyendo todo. A mí me tocó trabajar en la frontera entre ambos países. No había luz, no había nada. Veía miseria, desnutrición, un sistema de salud muy precario que funcionaba gracias a Médicos sin Fronteras. La población comía lo que proporcionaba la ayuda internacional, era común que salieran a cazar, principalmente mono. En la región donde trabajamos había chozas y la modernización tecnológica no formaba parte de sus prioridades. 

Uno de los objetivos de UNMISET era crear un orden que garantizara la seguridad de la población. ¿Éste se cumplió? 
- El objetivo de la misión era contribuir a que se formara una fuerza policial y nosotros fuimos a trabajar para ello. La dinámica era que la policía local nos acompañara, para que posteriormente asumiéramos el rol. Creo que el proceso fue exitoso, porque hasta el día de hoy perdura. Tienen gobierno, fuerzas armadas, servicio carcelario y en materia policial fueron capaces de implementar sus comisarías, atender público, preparar patrullajes e incluso organizar algunas actividades de vinculación con la comunidad.

-¿Durante ese tiempo le tocó enfrentar situaciones complejas?
- No hubo circunstancias tensas de carácter social o del servicio, pero sí complicaciones de salud, porque en el trópico se desarrolla otro tipo de enfermedades, que no sé da en climas más fríos, como el nuestro. Timor Oriental tiene temperaturas tropicales y un alto porcentaje de mosquitos, producto de ello, era frecuente sufrir alergias, prurigos, además uno estaba expuesto al dengue y la malaria. 

- Como Carabinero ¿qué significó para usted esta experiencia?
- Ésta fue mi primera misión y sin duda muy enriquecedora desde el punto de vista humano y profesional. Indudablemente es significativo ver cómo trabajan otras policías, conocer su disciplina, doctrina y perfeccionar el idioma. 

Los conocimiento impartidos por la misión de Carabineros a este país, ubicada a 15 mil kilómetros de Santiago, se mantienen arraigados en el imaginario de esta fuerza policial y se han trasmitido a lo largo del tiempo, un buen ejemplo es: “la sargenta Amelia de Jesus Amaral quien camina los kilómetros que sean necesarios, para recoger una denuncia de violencia doméstica”, explica ONU Mujeres en su página web.  En 2014 recibió el prestigioso premio Defensora de la Igualdad de Género, otorgado por la Secretaria de Estado para la Promoción de la Igualdad. Su actuar refleja los valores institucionales insertos en nuestro Manual de Doctrina como compromiso con el servicio público y espíritu de justicia.

Este reportaje se encuentra publicado en extenso en la revista N°8 de 2020.